Lleva al cuello el amuleto que le regalo su abuela porque sabía lo supersticiosa que es.
Suena el móvil, es su mejor amiga, esta esperandola abajo. Baja las escaleras de dos en dos.
Las piernas le tiemblan por la emoción, hoy es la gran noche, hoy dará el paso que le acercará a él.
Cuando sale a la calle empieza a llover a cántaros, sabe que esto es una señal para evitarle el dolor del rechazo y decide no dar el paso. Y es que ella es muy supersticiosa.
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