Las cosas podían haber sido diferentes entre nosotros, si yo hubiese sido un poco más valiente y no hubiese salido corriendo, pero tuve miedo, no de ti, ni de mí, sino de lo que sentía, me dió miedo que me lastimases y preferí lastimarme yo sola.
Dicen que las palabras que se dicen de más o las que no salen por la boca nos persiguen eternamente, eso es exactamente lo que me sucede a mí.
Sé que ya no me ves de la misma manera que me veías aquel verano, pero te aseguró que nadie ha vuelto a clavarme sus ojos de esa forma, ni he sentido lo mismo, he estado con otros hombres, pero ninguno logró desalojar de mi cabeza el recuerdo de tu mirada y no creo que nadie consiga hacerlo jamás.
Recuerdo aquella noche perfectamente, segundo a segundo, suspiro a suspiro, palabra a palabra y sílaba a sílaba, recuerdo tus ojos en los míos y nuestros labios en batalla.
Me acuerdo de que el tiempo no trascurría con normalidad, porque me hubiese quedado a tu lado para simpre y recuerdo haber visto la más bella imagen que nunca podré olvidar; los primeros rayos del manecer bajaban por tu barba y el sol se reflejaba en tu sonrisa.
Siento haber jodido algo que pudo ser precioso por miedo, pero creeme en el pecado llevo la penitencia y no hay día en que no piense en ti.
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