Suena el despertador, me doy la vuelta en la cama y tú no estas, pego un salto y me metó en la ducha, salgo del baño empapada con una tohalla cubriendo mi cuerpo y por un momento siento miedo de que hallas recapacitado y me hallas abandonado, me da pánico que alguien más descubra lo especial que eres.
Justo en ese momento suena la cafetera y me gritas: - Cariño, ya esta el desayuno.
Y un olor a café inhunda la casa, me encanata el olor a café, pero hoy quiero desayunar tus caricias y que las ganas trepen por las sábanas.
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