miércoles, 10 de octubre de 2012

Quién no apuesta no gana.

Cuando me miró a los ojos me hizó sentir la mujer más bonita de la tierra, me hizó sentir especial.
Podía haber tenido a cualquier chica, pero me eligió a mí.
Desde el primer momento que le ví pensé que no quería perderle, es irónico, porque nunca le había tenido y ya le sentía como mío, solo mío.
Quería escribir nuestra historia de amor, no necesitaba ser una princesa, pero ya había encontrado al príncipe azul. Reunía todas las cualidades que siempre le había pedido a un hombre, era como si le hubiesen echo pensando solo en mí.
Me daba miedo que alguien más se diera cuenta de lo especial que era, que yo dejará de ser su pasatiempo, su chica, o lo que fuese que era yo para él.
No le comprendía, era como si me llamará solo cuando quería follar y yo hay estaba, tantos tíos habían sido mi pasatiempo que no había leído el cuento desde ese ángulo nunca.
Llegó un momento en el que solo pensaba en él, en el que quería decirle lo que sentía, me daba igual arrastrarme todo lo que hiciera falta, solo quería estar a su lado.
Me importaba una mierda lo que yo fuese para él, porque sabía perfectamente lo que él era para mí.
No sé como acabará nuestra historía, ni siquiera sé si a esto puede llamarsele historía, pero se que lo intentaré, no prometo que salga bien, pero juro que me dejaré la piel por él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario