miércoles, 10 de octubre de 2012

Eres mi vício preferido, bueno, solo si tú quieres serlo.

Desde el primer momento que se miraron a los ojos supieron que iban a tener un lugar siempre en la vida del otro, empezaron a creer en el destino, en su destino, en el destino que ambos iban a compartir.
Al principio ella era reacia a liarse con él, pero no tardaron en perderse bajo las estrellas de la gran ciudad, las ganas se palpaban en el ambiente y las manos no podian dejar de memorizar el cuerpo del otro.
Primero la beso él y luego ella le colocó las manos sobre su cuello, acabaron tirados y abrazados y el alcohol hizo que se confesasen lo importantes que eran los dos.
No sabían si volverían a verse, ella no sabía si quería dejarle entrar en su vida y él no sabía si quería entrar en la de ella.
Ella le confesó todos y cada uno de sus secretos, los más ocultos y los no tan ocultos, le dijo quien era y como era, le dijo que sentía y que él era su vida.
Ella decidio apostar por él todo porque sino no se lo hubiese perdonado nunca.
Cuando ella se decidió a dejarle las puertas del alma abiertas era demasiado tarde.


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