domingo, 7 de abril de 2013

Sigo buscando una sonrisa de repente en un bar, una calada de algo que me pueda colocar, una película que consiga hacerme llorar...

Ella ya ha dejado de llorar en silencio para que sus carcajadas se escuchen por doquier, ya ha dejado de sentir ese maldito dolor  al ver como él se alejaba y no podía hacer nada para retenerlo a su lado.
Ella se vuelve a soltar el pelo y se vuelve a sentir mujer, vuelve a ser la misma que antes de que él llegara, vuelve a mover sus caderas al ritmo de la música cuando camina con ese vaivén tan suyo, ha vuelto a mirar a los ojos a la vida y ha vuelto a llegar a casa de madrugada dejando su carmín en algún cuello barato de amoríos de una noche.
Ella ya no piensa en él más que alguna vez al día y su recuerdo se ha dado cuenta de que le saca una sonrisa,  que pudieron serlo todo, pero nunca serán nada, nada más que dos extraños jugando a hacerse daño.
Ella se ha asomado a la ventana de su alma y ha encontrado empañados los cristales, pero  con un paño húmedo y medio destrozado por el paso del tiempo y la dureza de los años a intentado limpiarlos y ha decidido mirar a la cara a la suerte, ha decido vivir su vida como si él nunca hubiese estado en ella. Que si, que lo sé, que ella le amó más que a su vida, pero ahora, en este preciso momento ella ha decidido que el precio a pagar salio muy caro y que no valió la pena. 
Ella esta noche es la más hermosa criatura, una mezcla entre malicia y dulzura inunda su mirada y su cuerpo es el más poderoso templo del pecado. 
Él la mira, sonríe y se rompe por dentro, ella le sonríe y le pone esa mirada de "fui tuya, ya tuviste tu oportunidad y me dejaste escapar, ahora llora por no tenerme a tu lado" y se marcha con cualquiera que le ofrezca un manojo de mentiras que caducan con el alba.


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