viernes, 21 de marzo de 2014

Y decidió que ya estaba hasta las tetas de poetas de bragueta y revolcón, de trovadores de contenedor

Ya que todos cometemos errores ella decidió suicidarse sentimentalmente, saltar al vacío sabiendo que debajo no tenía colchoneta, quererlo aún sabiendo que hay batallas que se pierden antes de empezarlas, que podía salir caro, pero ahora, años después ha comprendido que si no lo hubiese hecho se hubiese arrepentido toda su vida, que hizo lo correcto y que tal vez no era el momento, ni entonces, ni ahora y que no todo lo que reluce es oro, solo cometió semejante aberración una vez y hasta hace muy poco pagaba ese precio, pero pensándolo bien nada en la vida le ha salido más barato, nadie la ha hecho sentir tocar la luna con el dedo y ya no juega a bajarle estrellas a nadie.
Pero te diré un secreto, en las noches de luna creciente todavía le espera asomada al balcón, porque si el destino así lo quería, ella disfruta recordando que todo tiene su final, pero que lo que vale la pena es el camino, no se tortura, ahora se quiere, pero le recuerda y sonríe.
Ella se alegra por ti, por ella, por vosotros.
Quizás... tú... todavía recuerdes su sonrisa, su perfume, su manera de pelear con el mundo por ti, esa absurda obsesión por creer que eras perfecto.

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